domingo, 8 de enero de 2012

Confundida y con las ideas claras.

Miles de pensamientos y argumentos absurdos siguen divagando entre mis neuronas tratando de activar alguna que otra reacción en mí. Se me hace difícil y fácil a la vez decirle al mundo entero cómo me siento. No sé cómo empezar ni cómo terminar, lo del medio me lo trago de vez en cuando y es entonces cuando me quedo vacía. 
No tengo razones, no tengo amores fieles o largos recuerdos. No tengo meses de noviazgo, ni besos de película, ni abrazos cálidos y llenos de sentimientos, ni siquiera caminatas bajo la lluvia de la mano de alguien. Solo poseo una serie de imágenes confusas que muestran el paso de mis pies por esta vida, una seguidilla de caídas, risas, arrepentimientos, llantos, charlas filosóficas, disculpas, largos suspiros que escondían aquello que sentía, miradas tímidas con miedo a reaccionar, roces al pasar, besos perdidos, palabras susurradas, mentiras entre los dedos.


¿Mi realidad? No sé cambiar. No tengo manual, ni instrucciones y mucho menos maestros.
Hace tiempo que la cara de la luna me parece diferente cada día y ya hasta las puestas de sol me quedan chicas. Siento que caigo en picado y cada vez intento sonreír más fuerte, aunque cada vez se ve más falso o, por lo menos, lo siento así. Lo hago escondiendo fantasmas del pasado, de los que apenas hablo. Miro lo que viví y solo me consuela saber que tengo mucho tiepo más para arreglar las tonterías que hice o las jugadas que me salieron mal.  
Las lágrimas caen ante la impotencia, la soledad que me acompañó por tanto tiempo, ante la imagen del primer recuerdo triste, ante el primer silencio incómodo. 
Vivencias que se acumularon y multiplicaron en solo un par de años.
“No puedo dejarme vencer” pienso. Y es verdad, no puedo, no debo. Hay miles de razones para sonreír, pero solo algunas ideas tristes hacen que se plante en mi cara la desilusión. Me puede el alma, soy así, contradictoria y sentimental a veces. Fría cuando me conviene e impulsiva casi siempre. Me he dejado pasar por encima miles de veces en el corto tiempo que vengo respirando. He sido insegura y masoquista, quizás demasiadas veces...